Este comentario lo hice en el blog del Prof. Puentes, pero deseo compartirlo con los compañeros de Santiago: quiero llevar al ánimo de los compañeros(as) el ejercicio 6 de la Prof. Vicente que trata de lograr convertirnos en una comunidad virtual de aprendizaje de colegas que arriman el hombro para mejorar en colectividad la docencia. Llevando a un nivel más práctico, la división en grupos de trabajo es el nivel operacional factible para medir el alcance de esta destreza afectiva (en términos de la Prof. Vicente) por lo que debemos entendernos si nuestras participaciones (y me incluyo principalmente en estas reflexiones) son producto de aplicar la "Ley del allante al Profesor" o es con el espíritu de aporte sincero al conocimiento de los otros compañeros. En consecuencia, romper el miedo escénico (en el aula y en la red) es importante; pero, como yo les digo a mis alumnos, lo importante no es participar si estamos escuchando atentamente (en el medio andragógico se llama "escucha activa") para la internalización; ya que una opinión de alguien puede ser ápice para motivar un razonamiento dilucidante de un problema irresoluble (lo que algunos llaman "intuición"). Entonces, yo aterrizo en la escuela didáctica que se opone a estos avances tecnológicos y que es el neohumanismo que se encarna en revivir el "diálogo socrático" como actividad esencial de la academia (modernizado por el sustento teórico de Habermas y su teoría de la comunicación). El texto me confirma cuando se refiere a la necesidad de saber escuchar y saber hacer preguntas por parte del profesor. En consecuencia, con el epílogo del texto, concluyo que aún en el entorno virtual, el acto educativo continua siendo un acto eminentemente humano.
Completo con la arrenga de que nos examinemos profundamente, porque es un cambio de un modelo de aprendizaje individualista a uno counitario, aunque sea en el pequeño grupo formado para los trabajos por los profesores.
